Recuerdo muchas cosas especiales de nuestro comienzo... recuerdo como nos escondíamos por las esquinas porque aun era pronto para que nos viesen juntos, recuerdo nuestro primer viaje juntos (a Caños de Meca)... recuerdo como "tito Kiko" me dijo preocupado que no presionara a tu madre cuando le aseguré (a las 2 semanas de empezar con ella) que había conocido a la mujer de mi vida... No sabría decirte porqué, pero nada más empezar ya sabíamos que las sensaciones de aquel abrazo trascenderían de por vida... de la nuestra y desde luego y sobre todo de la tuya, claro. Las sensaciones en esa época son desbordantes... cada noche, todas las noches, tu madre se va a dormir a casa y mi refugio de Valdelagrana se me echa encima como protestando por su ausencia ... todo está vacío; solo escribirle amortigua un poco esa sensación, entre hambre y ansiedad, que se adueña de todas las cosas en derredor cuando ella falta... Ansiar mucho, desear mucho, necesitar mucho... no estábamos dispuestos a mantener esa situación durante mucho tiempo teniendo las cosas claras como las teníamos...
La sucesión de acontecimientos a partir de entonces es relativamente rápida... Otro capotazo del destino nos ofrece la posibilidad de comprar un pisito... tu casa... y cuando queremos darnos cuenta, 1 año y 8 meses súper fugaces después de aquel 22 de enero, tu padre y tu madre se estaban casando.
Un precioso y algo caluroso 18 de septiembre de 2004, esta familia a la que tu das relevancia como tal ahora, recibía la bendición de un cura y el libro de familia de la administración... supongo que era el comienzo oficial de algo a lo que, emocionalmente, tu madre y yo habíamos dado comienzo bastante antes...
La familia Olías Martín-Murga estaba oficialmente consolidada...
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